The Drums, la creación de Jonny Pierce, no solo persiguen olas; las invocan con una mezcla singular de surf-pop melancólico que se estrella contra las costas de la anhelo existencial. Emergiendo de Brooklyn a fines de la década de 2000, su sonido, un potente cóctel del jangle melancólico de The Smiths, las armonías bañadas por el sol de The Beach Boys (filtradas a través de una lente distintivamente neoyorquina), y la energía cruda del post-punk, rápidamente les valieron el reconocimiento de la crítica. Su álbum debut homónimo, impulsado por sencillos infecciosos como "Let's Go Surfing" y "Best Friend", los catapultó a la escena indie, estableciendo su sonido característico: melodías engañosamente alegres que enmascaran temas líricos conmovedores de desamor y aislamiento. La fricción interna y los cambios de formación no han descarrilado la visión de Pierce. Él ha impulsado constantemente los límites sónicos de la banda, explorando un territorio más oscuro e introspectivo en álbumes posteriores, al tiempo que conserva los elementos centrales que definen a The Drums: ganchos pegadizos, guitarras brillantes y la voz distintiva y vulnerable de Pierce. Su impacto resuena en la continua popularidad de sus primeros éxitos y su influencia en una generación de artistas indie-pop que abrazan tanto la melancolía como la melodía. The Drums siguen siendo una fuerza vital, surfeando perpetuamente la ola de su propio sonido único, en constante evolución pero siempre innegablemente The Drums.