Good Riddance: Los pilares de Santa Cruz, con melodías himnas empapadas de fuego progresivo, siguen brillando intensamente después de más de tres décadas. No contentos con ser otra nota al pie del punk californiano, Good Riddance se labró un nicho con letras impregnadas de conciencia sociopolítica y cuestionamientos filosóficos, entregadas con la velocidad y precisión fulminantes que se esperan de los mejores del género. Su sonido, un potente cóctel de agresión hardcore, melodías pegadizas al estilo de Bad Religion y el lado introspectivo de bandas como Dag Nasty, desafía constantemente a los oyentes a pensar tanto como a moshear. Formados en 1986, las incansables giras de la banda y su espíritu independiente solidificaron su base de fans antes de que Epitaph Records llamara a su puerta. Álbumes como "For God and Country", "Operation Phoenix" y "Symptoms of a Leveling Spirit" se convirtieron en piedras angulares de la escena punk de finales de los 90 y principios de los 2000, desatando innumerables circle pits e inspirando a una generación de músicos socialmente conscientes. Aunque períodos de inactividad puntuaron su trayectoria, Good Riddance nunca se desvaneció por completo, reuniéndose para demostrar que su relevancia permanece. El impacto de Good Riddance se extiende más allá del escenario. Su abierta defensa de la justicia social y el ecologismo ha resonado entre los fans que buscan algo más que mero entretenimiento. Con álbumes recientes como "Thoughts and Prayers" que siguen abordando cuestiones complejas, Good Riddance demuestra que, incluso después de todos estos años, su mensaje -y su música- siguen importando.