Deicide, los titanes implacables del death metal, han pasado más de tres décadas tallando su nombre en los anales de la música extrema con una ferocidad incesante. Surgidos de Tampa, Florida, a fines de los años 80, la banda, liderada por el infame Glen Benton, se convirtió en sinónimo de letras blasfemas, riffs brutales y un ethos antirreligioso visceral. Su sonido, una fusión implacable de agresión inspirada en el thrash y precisión técnica, ayudó a definir el género death metal, influenciando a innumerables bandas. Su álbum debut homónimo (1990) fue un evento sísmico, destacando los guturales de Benton y el afilado trabajo de guitarra de los hermanos Hoffman. Momentos clave como *Legion* (1992) solidificaron su reputación como pioneros de lo extremo. A pesar de cambios en la formación y giros en la industria, Deicide ha permanecido como una fuerza inquebrantable, con álbumes como *The Stench of Redemption* (2006) marcando un renacimiento creativo. Culturalmente, su abrazo sin disculpas de la imaginería satánica y los temas anticristianos los ha convertido en figuras tanto reverenciadas como vilipendiadas, consolidando su estatus de provocadores. Sus colaboraciones con productores legendarios como Scott Burns y su presencia constante en el underground metal subrayan su relevancia perdurable. Actualmente, Deicide sigue de gira y grabando, con su último álbum, *Banished by Sin* (2024), demostrando que siguen tan vitales como siempre. Su legado no es solo musical, sino también un testimonio del poder de una visión artística sin concesiones.