Antònia Font, los artífices mallorquines de un art-pop caprichoso, regresaron de una hibernación autoimpuesta con un eco cósmico, demostrando que su influencia en la música española contemporánea permanece intacta. Su sonido, una mezcla distintiva de sensibilidad folclórica balear infundida con electrónica, pop barroco e incluso un toque de intrincada prog-rock, desafía una fácil categorización. Piensen en Belle and Sebastian filtrados a través de la vibrante lente de Joan Miró. Formados en 1997, Antònia Font construyó de forma constante una base de fans dedicados con álbumes como "A Rússia" y "Taxi", sus letras peculiares y melodías contagiosas que los diferenciaban. El lanzamiento de "Lamparetes" en 2011 marcó un punto álgido, mostrando sus arreglos cada vez más ambiciosos y su composición conceptual. Tras su disolución en 2013, su ausencia dejó un vacío notable en el panorama indie-pop. Su reunión en 2021, que culminó con el aclamado álbum "Un minut estroboscòpica", fue recibida con ferviente anticipación. El álbum reafirmó su compromiso con la exploración sónica y la inventiva lírica, abordando temas como la memoria, el tiempo y la naturaleza surrealista de la existencia. Más allá de su música, la influencia de Antònia Font se extiende a la moda y las artes visuales, creando un universo artístico distinto que resuena con una generación de artistas. Aunque las colaboraciones han sido infrecuentes, su influencia se puede escuchar en el trabajo de muchas bandas españolas contemporáneas. "Un minut estroboscòpica" demostró que la ausencia solo hizo que su música fuera más profunda.