Alice Glass no solo hace música; está exorcizando demonios. Emergiendo de las ruinas destrozadas de Crystal Castles, su trabajo en solitario es una exploración visceral del trauma y la resiliencia, canalizada a través de un tapiz sonoro que es a la vez brutal y sorprendentemente vulnerable. Glass mezcla elementos de ruido industrial, electrónica agresiva y pop distorsionado, creando un sonido ferozmente independiente e innegablemente suyo. Su primer EP homónimo, seguido de su álbum de larga duración *PREY//IV*, marcó una partida definitiva de la estética estrechamente controlada de su banda anterior. Fue una exposición cruda e implacable, donde las letras abordaron temas de abuso y manipulación con una honestidad cruda. Este enfoque inflexible, junto con sus vocales gritadas características y su presencia escénica caótica, consolidó su estatus como un icono de la expresión artística intransigente. Las colaboraciones con artistas como HEALTH subrayan aún más su compromiso de ampliar los límites sónicos y explorar los rincones más oscuros del panorama electrónico. Alice Glass no teme enfrentarse a verdades incómodas, y su música ofrece una experiencia catártica para aquellos que buscan consuelo en la intensidad sonora y la honestidad implacable. Con cada lanzamiento, continúa evolucionando, superando los límites de su sonido y solidificando su lugar como una voz vital en la música contemporánea.